Muchos suponen que en un mercado de materias primas -como la gasolina o la energía- el precio es el factor decisivo. Pero nuestra última encuesta, y mi propia experiencia como conductor de VE, demuestran que la recarga pública funciona de otra manera. En la recarga de VE, el precio desempeña un papel secundario. Lo que más valoran los conductores hoy en día es la fiabilidad y el apoyo: la confianza de que cuando lleguen a un punto de recarga, funcionará, y si algo va mal, alguien les ayudará. En los viajes largos, esa tranquilidad vale mucho más que ahorrar unos céntimos por kilovatio-hora.
Esto no es sólo teoría. Yo mismo lo compruebo cuando planifico viajes largos: Construyo mi ruta sólo en torno a redes en las que confío. Puede que pase por estaciones más baratas por el camino, pero si no sé que estarán disponibles y en funcionamiento, no me arriesgaré. Y esto es exactamente lo que otros miles de conductores nos dicen en nuestra encuesta: que el precio entra en juego, pero sólo cuando la disponibilidad y la asistencia están garantizadas.
Confianza por encima del coste
Para muchos conductores, la mayor ansiedad a la hora de pasarse a la electricidad no es el precio de la carga, sino el miedo a no poder cargar. La recarga pública es todavía nueva, y eso crea incertidumbre. Un cargador averiado, un conector bloqueado, una aplicación que no inicia la sesión… estos son los verdaderos puntos de dolor. Y cuando ocurren en un viaje largo, el precio parece irrelevante. Lo que importa es si el conductor puede volver a la carretera rápidamente.
Por eso la asistencia no es un añadido. Es fundamental para la experiencia de recarga de los VE. Cuando algo falla, los conductores esperan que se solucione, y rápido. La confianza se construye no cuando todo va perfectamente, sino cuando las cosas van mal y se arreglan. Las redes que se ganan la fidelidad son las que ofrecen esta confianza, no necesariamente las que anuncian la tarifa más baja.
Lo que muestran los datos
En nuestra sexta oleada de la encuesta española a conductores de VE -con más de 8.500 participantes hasta la fecha y 1.300 nuevas respuestas sólo en 2024- esta realidad se manifiesta claramente. Cuando se les pregunta dónde quieren ver más puntos de recarga rápida, los conductores señalan abrumadoramente estaciones de servicio y vías públicas. Estos son los lugares que garantizan la confianza: la seguridad de que habrá recarga en las rutas donde la gente más la necesita.
Las ubicaciones urbanas como supermercados y centros comerciales siguen siendo importantes, pero no son la máxima prioridad. Los conductores nos dicen alto y claro que lo que cuenta es la fiabilidad en movimiento. Quieren tener la certeza de que, cuando emprendan un viaje largo, la red de recarga les prestará apoyo.
El precio como factor de desempate
Nada de esto significa que el precio sea irrelevante. Sí importa, especialmente en la recarga doméstica, donde se consume la mayor parte de la energía. E incluso en la recarga pública, cuando dos redes se consideran igual de fiables, el coste puede inclinar la balanza. Pero es el factor de desempate, no el punto de partida.
Esto representa un cambio fundamental de mentalidad. En combustibles como la gasolina, donde todas las estaciones funcionan igual, domina el precio. En la carga de VE, donde la experiencia del usuario puede variar drásticamente, la confianza en la fiabilidad, disponibilidad y asistencia es mayor que el coste.

![[Español]](https://evinsights.co/wp-content/plugins/sitepress-multilingual-cms/res/flags/es.png)
![[Inglés]](https://evinsights.co/wp-content/plugins/sitepress-multilingual-cms/res/flags/en.png)





